Por qué es necesario incorporar los MIR en los entornos sanitarios
La pandemia del coronavirus ha cambiado las prioridades en el ámbito sanitario y ha puesto de manifiesto las carencias del sistema. En marzo de 2020 la enfermedad pasó a un primer plano y comenzamos a sentir a diario la punzada de las cifras: las muertes en soledad, pérdidas sin despedida, duelos en la distancia… Durante las semanas de confinamiento, la falta de abrazos y de contacto físico disparó nuestra creatividad para buscar otras fórmulas que nos ayudaran a estar bien. Era un alivio escuchar música compartida entre balcones, un refugio la lectura y una evasión el cine en casa o las coreografías inventadas en TikTok… De forma instintiva —o quizá no tanto— nuestra tabla de salvación fue recurrir a la cultura.
Esa soledad no deseada —que de una u otra forma todos vivimos en algún momento— no hizo sino poner de manifiesto, multiplicar y amplificar otra soledad que siempre ha existido, pero de forma más silenciosa: la ligada a la vivencia de una enfermedad.
Transitar por una enfermedad supone para la persona afectada un camino difícil y, como en todas las dificultades, siempre se camina mejor en compañía. La cultura tiene la capacidad de colarse por las rendijas de las distancias, mascarillas y barreras sin mermar la seguridad de las personas. Es más, todo lo contrario: puede aportar pequeñas dosis de bienestar. Una voz que canta puede ser una caricia; una melodía, un bálsamo para el dolor; y un ritmo pegadizo, convertirse en una escapatoria mental a pensamientos negativos.
¿Cómo hacer llegar la cultura a esas habitaciones, pasillos y salas de espera? ¿Cómo intervenir, siempre desde el respeto máximo a la situación e intimidad del paciente y su acompañante, en unos espacios hospitalarios llenos de vida interior, pensamientos, creencias y experiencias personales y subjetivas? ¿Cómo mejorar la experiencia hospitalaria por parte del paciente, sus familiares y el personal sanitario? ¿Cómo sumar entre todos recursos procedentes de la cultura y las artes, para hacer más fácil que la salud vaya ganando terreno a la enfermedad?
La salud y la cultura, bienes a proteger
El Proyecto MIR se encuentra en un momento clave. Tras generar un alto impacto positivo durante los años de investigación, la pandemia irrumpió en el momento de iniciar la fase de implementación y escalado de la metodología.
El perfil del MIR puede ser una realidad si contribuimos a encontrar fórmulas de cofinanciación que permitan la empleabilidad del músico. Sabemos que los servicios públicos de salud no pueden afrontar, de momento, el pago íntegro de un perfil MIR.
Por tanto, queremos volcar nuestros esfuerzos en transferir saberes, dar a conocer los resultados de la investigación, buscar aliados del mundo de la salud para encontrar fórmulas de cofinanciación y abrir nuevos canales de empleabilidad en otros sectores asistenciales.
Cualquier apoyo en esta línea es bienvenido para poder llevar a cabo estos nuevos retos, con el fin de obtener resultados que supongan un cambio social y cultural real:
En el escenario actual es crucial hacer un llamamiento a la colaboración en red de instituciones y ciudadanía por un objetivo común: proteger la salud como un bien común que debemos cuidar y subrayar el papel de la cultura en el bienestar de las personas. Desde Cultura en Vena trabajamos para articular y definir una necesidad sociosanitaria real que lleve a las instituciones a crear los marcos legislativos necesarios para que las prácticas artísticas se integren en los protocolos sanitarios como una realidad justificada, estable y duradera.