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El hospital del futuro

Música y salud a lo largo de la historia

Sin pretender ser exhaustiva, esta línea de tiempo recoge de manera general los grandes  hitos de la relación entre música y salud desde las antiguas civilizaciones hasta nuestros días.

PALEOLÍTICO El hallazgo de una flauta de 35.000 años de antigüedad en el sur de Alemania hace pensar a los antropólogos que la música contribuyó a mejorar la cohesión social y nuevas formas de comunicación, lo que indirectamente propició la expansión demográfica de los humanos modernos.

ANTIGUA CHINA El uso terapéutico de la música aparece en el texto fundacional de la medicina tradicional china, El canon interior del Emperador Amarillo (ca. 2600 a.C.). Los cinco tonos del sistema musical chino se integran en la teoría de los cinco elementos —agua, fuego, metal, madera y tierra—, en el que se traza una correspondencia entre los elementos, las notas musicales y los órganos del cuerpo.

ANTIGUO EGIPTO Según sugieren unos papiros datados en torno al año 1500 a.C., los egipcios ya empleaban la música como un bálsamo para curar el cuerpo, calmar la mente y purificar el alma. Asimismo, se le atribuía la capacidad de influir favorablemente en la fertilidad de la mujer.

INDIA El sistema médico hindú, el Ayurveda, consideraba los mantras (letanías) como portadores de propiedades terapéuticas. El Atharvaveda —texto médico del Norte de la India, datado en torno al 1200-1000 a.C.— contiene más de 6.000 mantras y 700 himnos. El Sushruta Samhita, otro texto de medicina ayurvédica (siglo III o IV d.C.), promulga que los sonidos suaves y las vistas placenteras favorecen la digestión.

ANTIGUA GRECIA Pitágoras (s. VI a.C.), en su Teoría de la armonía de las esferas, expone que la armonía en el universo está regida por las proporciones matemáticas y musicales entre los cuerpos celestes. Todo ello tiene su reflejo en el alma humana, por lo que —por ejemplo  en caso de enfermedad mental— la música puede restablecer la armonía perdida. Platón (s. V-IV a.C.) creía en el carácter divino de la música, y su capacidad de proporcionar placer y sedación. En La República, señala su importancia en la educación de los jóvenes y subraya el potencial moral de unas escalas sobre otras (modos griegos). Aristóteles (s. IV a.C.) reconoció el gran poder de influencia de la música sobre las personas. En su Política, se pregunta sobre los modos griegos y su adecuación para cada propósito, como la educación versus el ocio. En su Teoría del ethos, defiende que la música influye en el estado de ánimo y el carácter, según el ritmo, melodía y armonía (pilares de la musicoterapia).

ANTIGUA ROMA El filósofo Boecio (s. V-VI d.C.) defiende en De institutione musica la importancia de la música en el equilibrio de los cuatro humores del cuerpo humano.

ISLAM El médico y filósofo persa Avicena (s. XI), incluye en su referencial Canon de la medicina (1020) más de 150 menciones a las artes (danza, música, poesía y pintura, entre otras).

Desde tiempos ancestrales hasta hoy en día, la relación entre música y salud ha evolucionado desde el ritual mágico de sanación hasta las aplicaciones terapéuticas altamente específicas basadas en cientos de estudios científicos.

EDAD MEDIA La abadesa, polímata y líder de la medicina monástica Hildegarda de Bingen (s. XI y XII), autora de los tratados médicos Physica y Causae et curae, cree que «cada criatura posee un sonido propio». La música era considerada como una rama de la filosofía y de las matemáticas; en medicina, se recomendaba para prevenir y curar las afecciones del ánimo. Su indicación se vincula a los Regimina sanitatis y al tratamiento del dolor. El médico y teólogo Arnau de Vilanova (s. XIII-XIV) recomienda la musicoterapia para tratar de «distraer la cognición de los espíritus con instrumentos musicales» y como tratamiento del dolor. 

RENACIMIENTO Continúan las correspondencias entre los astros, los tonos musicales y los humores del cuerpo. Asimismo, surgen en Europa los primeros estudios sobre la melancolía, con algunas referencias a la música. En su Institutioni harmoniche (1558), el teórico y compositor italiano Gioseffo Zarlino expone que los cuatro modos musicales corresponden a los cuatro humores del cuerpo y a los cuatro elementos. En su Nueva filosofía de la naturaleza del hombre, la filósofa española Oliva Sabuco (1562-1646) titula un capítulo «De la música, la qual alegra y afirma el cerebro y da la salud a toda enfermedad». El erudito y clérigo inglés Robert Burton (1577-1640) expone en su Anatomía de la melancolía (1621) cómo la música melancólica puede aliviar la melancolía —no solo provocarla—, ya que permite liberar y autorregular este estado en base al principio homeopático de curar con aquello que aparentemente es la causa.

HISTORIA MODERNA Durante el siglo XVIII aumentan las referencias a la música en los tratados de medicina, y se realizan los primeros estudios con carácter científico sobre sus efectos en el organismo. Muchos médicos con formación musical discuten sobre la capacidad terapéutica de la música en sus escritos: el médico francés Louis Roger analizó en su Tratado sobre los efectos de la música en el cuerpo humano (1748) los principios básicos de la acústica, la percepción humana del sonido y la psicología de la música, y especuló sobre los efectos de la vibración del sonido en el cuerpo con fines curativos. El cirujano británico Richard Blockesby reconoció en su obra Reflexiones sobre el poder de la música (1749) el enorme potencial terapéutico de la música, pero advertía de la necesidad de investigación científica al respecto.

DURANTE LOS SS. XVII Y XVIII Se trazó una relación entre musicoterapia y tarantismo (fenómeno histérico convulsivo con sintomatología psiquiátrica, asociado en la cultura popular a la picadura de la tarántula). La obra del médico italiano Giorgio Baglivi (1668-1707), Dissertatio de historia, anatome, morsu et effectibus tarantulae influyó en los tratados de musicoterapia española sobre el tarantismo. El más importante fue el Tarantismo observado en España (1787) de Francisco Xavier Cid, que incluye 35 casos de atarantados tratados con música.

SIGLO XIX Los descubrimientos científicos definen un nuevo modelo de medicina, menos holístico y más centrado en lo biológico, lo que desplaza ciertos aspectos de la asistencia sanitaria. Aun así, surgen nuevas oportunidades para la música en la salud, especialmente en psiquiatría. El Asilo Illenau (Baden, Alemania) fue un ejemplo de activismo en las artes en salud. Disponían de coro, banda de música, orquesta de cámara, 140 actuaciones al año y un instructor musical en plantilla trabajando con el personal médico. Incluso compusieron un libro de himnos que se replicaban en otros asilos alemanes. En Inglaterra, el gran compositor inglés Edward Elgar es nombrado en 1879 compositor residente y director de la banda de música del Worcester County Lunatic Asylum, donde compuso bailes para los pacientes. En Francia, el psiquiatra Wilhelm Horn habla de un asilo en cuyos baños había ocho bañeras de piedra donde se habían colocado un órgano, tambores y platillos como una inusual terapia de choque.

SIGLO XX Las guerras mundiales espolearon la creación de programas musicales para los soldados convalecientes. Aunque se basaban más en el entretenimiento que estrictamente  en la musicoterapia, vieron la luz programas como «Music in Reconditioning in Army Service Forces Convalescent and General Hospitals», creado en Estados Unidos en 1945, en el que se empleaban bandas militares femeninas para animar a los heridos de guerra.

1950: nace en Estados Unidos la National Association for Music Therapy.

1958: nace en el Reino Unido la British Society for Music Therapy and Remedial, que publicará una de las revistas de más prestigio, el British Journal of Music Therapy.

1974: tiene lugar en París el Primer Congreso Mundial de Musicoterapia. Se crea en España la Asociación Española de Musicoterapia, aunque no comienza a funcionar hasta 1976.

1985: se funda en Italia la Federación Mundial de Musicoterapia.

1999: se abre el primer programa de musicoterapia en el continente africano, en Pretoria (Sudáfrica).

SIGLO XXI

2012: la asociación Música en Vena empieza a trabajar para poner en valor la música en directo para la mejora de las estancias hospitalarias.

2016-2019: la asociación Música en Vena desarrolla el estudio de investigación de los Músicos Internos Residentes en el Hospital 12 de Octubre de Madrid.

2017: se publica Arts in Health, Designing and researching interventions, de Daisy Fancourt, Oxford University Press. Este libro referencial explica sistemáticamente cómo diseñar y ofrecer una intervención artística en salud, lo que lo convierte en una valiosa guía para profesionales del arte, gestores de proyectos y profesionales de la salud que quieren implementar las artes en el ámbito sanitario.

2019: la Oficina Regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud señala la importancia de las artes en la salud y el bienestar de sus ciudadanos, e insta por primera vez a los gobiernos a incluir el arte y la cultura en los protocolos y sistemas sanitarios, así como a sistematizar la investigación científica en este ámbito. What is the evidence on the role of the arts in improving health and well-being? A scoping review.

Diciembre 2019: nace la Fundación Cultura en Vena para, entre otras cosas, continuar con el desarrollo del Proyecto MIR, publicar y difundir los resultados, e implementar la figura del Músico Interno Residente en el mayor número posible de hospitales.

2020: la pandemia de coronavirus llega a España y hace aflorar las fortalezas y carencias de nuestro sistema sanitario y del sector cultural. En septiembre, el Senado insta   al Gobierno de España a considerar la cultura como un bien esencial. «Debemos incluir el arte y cultura en el marco de la atención sanitaria ya que la música, el arte y las actividades culturales producen grandes beneficios para nuestro cuerpo y nuestras emociones».