Tras más de 4 años llevando música en directo a diferentes hospitales, nos dimos cuenta, tanto nosotros como los sanitarios, que ocurrían unos “efectos secundarios” muy positivos para los pacientes. Nos preguntábamos:
¿Es realmente tan necesaria una partita de Bach en la UCI, una soleá en neonatos o un estándar de jazz en neurología?
¿Puede haber una solución accesible, rentable, transversal y que centre la atención en las personas para mejorar su salud y bienestar?
Así nació el Proyecto de los Músicos Internos Residentes, un proyecto que situa la música como elemento beneficioso para la salud, que ofrece evidencia científica y, por supuesto, que crea empleo para los músicos.