La cama es un espacio en blanco para volver a escribir. Quizás no sabes cómo empezar la primera página, pero, a lo mejor, simplemente tienes que traer la presencia a este lugar. Hay sitios silenciosos, como un hospital, que son lugares para abrir umbral. ¿Y qué es un umbral? Un espacio de posibilidad donde puedes observar y elegir tu manera. Cómo estar aquí. En qué fijarte.
A veces la pintura de Sorolla abre umbrales en el tiempo. Despliega una vela, fija toda su atención en ella, y la situación se da la vuelta. Lo que parecía un contexto de trabajo de repente es una apertura a otra cosa. La tela infinita casi parece llegar a la playa. También su pintura es capaz de llevarnos, por ejemplo, a la concentración de un laboratorio, donde las ideas se ponen a funcionar. O a la mente de un padre que contempla a sus hijos. Debajo de toda la gama infinita de sensaciones corporales que transmite su obra hay una idea de apertura y escucha. Un intercambio de comunicación, como las flamencas de Tocando la guitarra. Ellas, más que cuerpo, ahí son risas, palabras, amistad.
No hay nada escrito ahí afuera. Abrimos espacio con el lenguaje. Te invitamos a hacer como Sorolla: escoge algún fragmento de lo que veas: una escayola, una ventana, una sábana, una pared. Míralo fijamente y piensa cómo lo podrías describir, qué palabras escogerías. Retén esas palabras y, si quieres, cuéntaselo a la próxima persona que veas. Date cuenta de que para hacer ese espacio hemos tenido que eliminar otras cuestiones. No pasa nada por perder, el campo simplemente se vuelve a llenar.
