Francisco de Goya y Lucientes
Mujer con dos muchachos en la fuente
(Los pobres en la fuente)
1786–1787
Óleo sobre lienzo
277 x 115 cm
© Museo Nacional del Prado
P000797
“¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?” parece decirle la madre al niño. Seguramente con mucha comprensión, por lo que vemos en su rostro. O a lo mejor hay algo de desesperación contenida. Es fácil imaginar el cansancio después de haber estado toda la mañana cocinando, con dolor de espalda y pendiente de los dos niños. Todos los días, después de desayunar, van a la fuente. El pequeño se queja porque no puede transportar el cántaro, y en cambio su hermano mayor lo hace siempre. Una vez más vemos una escena propia del mundo infantil y de algunos avatares que suceden en la educación. El llanto del hijo es el acontecimiento inesperado que la madre tiene que capear, como pueda. El caño de la fuente seguirá echando agua, a veces rebosará, otras no será suficiente. En esta escena de maternidad que va más allá de las que estamos acostumbrados a ver, caben distintas opciones. ¿Vendrá a continuación una regañina? ¿Seguirán caminando? ¿Qué dirá el hermano mayor?