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Pequeños Pacientes, Grandes Lectores 4

Montse y la ciudad subterránea

Autora: Luna López Latorre
Alumna de CEIPSO Santo Ángel de la Guarda (Chapinería)
Emociones que encontrarás en este cuento: alegría, miedo y sorpresa

Capítulo 1: 

Un 27 de abril en un pueblecito llamado ‘Maroviejo’ se veía a una niña jugar en el parque de al lado de su casa. De repente, vio una furgoneta. Montse, que así se llamaba la niña, se extrañó mucho. Se acercó a la persona que iba en la furgoneta y le preguntó: 

¿Quién eres y qué haces aquí?- le dijo Montse con voz extrañada. 

Soy el repartidor y vengo a dejar un paquete en esta casale respondió el hombre con tono confuso. 

Montse le dijo que era la suya, que se lo diese a ella, así que el repartidor se lo dio a Montse y se fue. Entró en casa y gritó: ¡Mamá, han traído un paquete! Su madre le dijo: ¿Puedes abrirlo tú, que estoy ocupada? 

Montse accedió, subió a su habitación y abrió el paquete. No os vais a creer lo que era… ¡Un mapa!

Capítulo 2: 

Montse, ilusionada, le dijo a su madre: 

Mamá, ¿puede venir Zarín a estudiar? Su madre le dijo que sí. 

Zarín es la mejor amiga de Montse y a ella le encantaba resolver misterios. Cuando Montse le contó ilusionada lo del mapa, Zarín se puso a dar saltos. Intentaron descifrarlo pero les fue muy complicado así que decidieron que el día siguiente, en el patio del ‘insti’, lo resolverían con más tiempo. 

Al día siguiente, se despertó muy contenta porque quería descifrar el mapa. A las 11:00 salió de las clases y se reunió con Zarín. Las dos entraron en la biblioteca y buscaron todo lo que necesitaban. Al cabo de media hora, Montse se levantó pegando un grito y Zarín se asustó. Montse le dijo con cara de haber metido la pata: 

Lo he encontrado, es igual que el de este libro, mira Montse le enseñó a Zarín el mapa y él le respondió: 

Mira Montse, aquí pone que es el mapa de la ciudad subterránea. Los dos se miraron fascinados, ya que habían oído hablar mucho de la ciudad subterránea pero… lo malo es que no habían oído nada bueno. Todos decían que había arañas gigantes y también (rumores, rumores) que era un lugar un lugar mágico de cuentos de hadas. 

Capítulo 3

Las dos, a la salida del colegio, les pidieron a sus madres si Zarín podía quedarse a dormir porque querían leerse el libro. Sus madres les dijeron que sí. Las dos subieron corriendo al cuarto de Montse para ver cómo podían continuar, Montse le dio la vuelta al mapa y vio una cosa parecida a una brújula. En vez de poner puntos cardinales, había años, días y fechas. 

Montse le dijo a Zarín: 

Zarín, mira, una brújula muy rara. Zarín se acercó corriendo y le dijo: 

No, Montse, esto es un teletransportador. Acabo de leer sobre él y es para ir al subterráneo. Tienes que pulsar y te lleva, aunque es muy peligrosole contó Zarín. Montse le preguntó ‘¿por qué?’, muy extrañada. 

Pues porque aparece solo tres veces en todo el viaje, y ésta es la primera contestó Zarín con cara de nervios. 

Si vamos al mundo subterráneo no nos darán por desaparecidasZarín se le quedó mirando con cara desconcentrada. 

Bueno, creo que he leído que se para el ‘mundo de arriba’, o sea, el nuestro, le respondió Zarín. 

¿Qué te parece si vamos al mundo subterráneo? 

Zarín la miró y le dijo: 

Creo que ya tenemos plan. 

Hay que preparar una mochila con agua, comida y ropa de cambio, contestó Montse. 

Cuando lo tuvieron todo preparado, Montse pulsó un botón que tenía una ‘S’ mayúscula y de repente ‘POOF’: Habían aparecido en un bosque de golosinas. Apareció una ‘personita’ que les dijo: 

Bienvenidos a Golosilandia, que está en el mundo subterráneo. ¿Qué queréis?les dijo la ‘personita’. 

Bueno, querríamos que nos indicara el camino a esta cruz le dijo Montse tartamudeando. 

Oh, oh, mal asunto. Eso está en Ogrolandia, el mundo de los ogros, y tiene un jefe llamado RUTGUS. Cada mundo le damos nuestro mejor plato, mejor herramienta, etc. Montse y Zarín lo habían escuchado con muchísima atención.

No, Montse, esto es un teletransportador. Acabo de leer sobre él y es para ir al subterráneo. Tienes que pulsar y te lleva, aunque es muy peligroso—le contó Zarín.

Capítulo 4

Bueno, me tengo que ir, adiósles dijo la ‘personita’. Entonces sacó un patinete y se fue volando. 

Montse y Zarín se miraron. Montse dio un paso y solo ‘click’. Miraron hacia abajo y de repente salió un tablero… Montse era una pieza. Zarín sabía jugar. Jugaba a ese juego los jueves con su madre. Las piezas que salían del tablero se eliminaban y las que se ponían todas juntas (las del mismo color) eran puntos. Zarín se lo contó a Montse y empezó a mover piezas. 

¡Cuidado Zarín, hay una morada dentro de dos! (Montse era morada). 

Vale, valele respondió Zarín. Por fin consiguieron sacar a Montse pero casi la matan. Continuaron pero se les hizo de noche. 

Montse, podemos encender un fuego y hacer nubes, yo las hago en mi casale propuso Zarín a Montse. 

Vale, voy a encender un fuego. 

Hicieron fuego y miraron el mapa. 

¿Qué es esto?-preguntó Zarín. Había señalado un castillo de libros. 

Será un mundorespondió Montse. 

OOHH (bostezo). Creo que nos podemos ir a dormir para tener fuerzas mañana y no llevarnos ninguna sorpresa. 

¡Buenos días!le gritó Zarín a Montse. Me he pasado toda la noche descifrando el mapa. Ahora tenemos que ir a Bookland, el mundo de los libros, después a Brujilandia, después a Pintulandia y por último a Ogrolandiale dijo Zarín hablando súper rápido. Zarín tenía muchísimas ojeras. 

Vale, pues ¿por dónde se va a Bookland?le contestó Montse bostezando. Montse y Zarín empezaron a caminar. Después de cuatro horas llegaron a un arco hecho de libros en el que ponía Bookland. Entraron y apareció una ‘personita’, pero esta tenía gafas y llevaba gorro. 

Hola, buenas, ¿en qué puedo ayudaros?les dijo la ‘personita’, mirándolas de forma incómoda. 

Bueno, vamos en dirección a nuestra ruta con dirección a Brujilandia, le dijo Zarín un poco tímida pero ya acostumbrada a ver ‘personitas’ (por la anterior). 

Ah, vale, pues os dejo, adiósles dijo la ‘personita’ y abrió un libro por la página treinta y dos y desapareció. 

Bueno, continuamos- le dijo Montse a Zarín. Continuaron treinta minutos andando y vieron una cabaña en la que ponía ‘Comida rápida’. 

Las dos entraron corriendo y salió una anciana que les dijo: 

Entrad aquí que necesito que me ayudéis en una cosa. 

Montse y Zarín entraron en la cocina y se sentaron en una silla. La anciana se giró y tenía muchas verrugas y una nariz respingona. 

Hola niñas, necesito que me traigáis un huevo de dragón para que podáis comer todo lo que queráis les dijo con tono mentiroso. 

Bueno, vale, pero si nos das una cuerda y un mono de aventurera-le dijo Zarín y la ancianita accedió. 

Las dos niñas se adentraron en un bosque de libros. A lo lejos oyeron ronquidos (jo su, jo suu). Las dos niñas se acercaron al ruido y vieron un dragón amarillo fosforito. Debajo de él había un huevo. 

Montse y Zarín se acercaron al nido y cogieron el huevo. De repente, el dragón se abalanzó sobre las dos. Zarín sacó la cuerda, la lanzó a un árbol y se subió en él. Montse le lanzó el huevo y le dijo al dragón con tono super nervioso y con miedo: ¡PARA! El dragón paró de golpe y le dijo: 

Deja mi huevo en paz. 

Montse le contestó: 

Lo siento, lo necesitamos para pagarle a una anciana. 

¡NO! Esa ‘bruja’ es una mentirosa. Les pide a sus invitados que le traigan cosas y luego les encierra. 

Capítulo 5

Montse y Zarín se quedaron se quedaron petrificadas. 

Vale, toma tu huevo, pero ¿nos puedes dar algo para dárselo a la anciana y así hacerle creer que es el huevo para que libere a sus prisioneros? 

El dragón les entregó una piedra. Cuando llegaron Zarín le dijo a la anciana: 

Si te damos el huevo, nos tendrás que dar una llave, la más importante. La ‘bruja’ les dio la llave. Montse y Zarín fueron corriendo a una estancia en la que ponía “PROHIBIDO PASAR”. Las dos entraron. 

Cuando entraron vieron miles de jaulas con personas, bueno, ‘personitas’. Les costó mucho sacar a todas las ‘personitas’. Lo consiguieron y siguieron su camino hacia Brujilandia, por fin llegaron y Montse le dijo a Zarín: 

Oye, me apetece mucho aprender a hacer trucos de magia. Zarín le dijo: 

Pero recuerda: Estamos aquí para ir a por el tesoro. Las dos siguieron caminando se encontraron con un perrito de color verde. Montse gritó: 

¡Ven aquí, bonito!-Montse y Zarín le siguieron y vieron que entraba en un palacio de cristal. Entraron y se encontraron con una reina, con la piel verde y una verruga morada en la nariz. 

La bruja les dijo: 

Queridas humanas, ¿queréis participar en un juego de Brujilandia?

Las niñas se miraron muy sorprendidas y con un poco de miedo. Montse le contestó:

Vale, pero, ¿qué hay que hacer?

La bruja se lo explicó todo y las niñas accedieron. 

Capítulo 6

Cuando llegó el momento, las niñas salieron al escenario y a cada una le dieron un caldero para una poción. La bruja, que tenía una varita y estaba en el escenario, les dijo: 

Vais a tener que hacer un perfume de sesos de gnomo. Montse y Zarín se miraron asqueadas. Salieron a por ingredientes pero Zarín, en vez de coger sesos de gnomo, cogió sesos de dragón. 

Cuando terminaron los perfumes y fueron a probarlos, la bruja se echó el perfume de Zarín y se puso amarilla fosforita. Todo el mundo se quedó en silencio 1 hora. Después el mundo enloqueció y Montse y Zarín se fueron como heroínas. 

Capítulo 7

Cuando llegaron a Pintulandia, apareció una ‘personita’ que les dijo: 

Bienvenidas a Pintulandia, ¿en qué puedo ayudaros?-les preguntó. 

¡No hace falta nada! Pero, ¿dónde hay un sitio para dormir? El hombrecillo les dirigió a un hostal en el que ponía ‘La Habichuela Feliz’. Les llevó a su habitación pero… según entraron, la encargada les cerró con llave. Montse y Zarín gritaron: 

¡Oye! ¿Qué hace? ¡No nos puede encerrar aquí! 

Montse y Zarín se quedaron súper tristes. El hombrecito les había engañado. Zarín recordó la brújula y le dijo a Montse: 

¿Qué te parece si utilizamos la brújula para decirle a la encargada que somos famosas? Montse accedió, empezaron el plan y ¡FUNCIONÓ!

Capítulo 8

Continuaron 8 días andando, divisaron lava, piedra, fango y unos ogros verdes, amarillos, rojos, azules y uno que entraba en carruaje que parecía el jefe. Montse y Zarín se miraron pensando lo mismo. Planearon entrar y salir. 

  1. Disfrazarse
  2. Entrar como soldados 
  3. Encontrar donde guardan las cosas 
  4. Robar las cosas. 

PERFECTO. Las niñas se acercaron a los dos ogros que tenían más cerca y les robaron el disfraz. Las dos niñas se quejaban. 

Qué mal huele. Hay arañas. Por fin llamaron a unos soldados y pudieron entrar ‘a trompicones’ en los aposentos del rey. Le vieron en la cama durmiendo y decidieron ir en silencio. Cogieron todo tipo de cosas: Pinceles, conjuros, chuches (Montse se comió dos o tres), salieron pero cuando abrieron la puerta, chirrió y el ogro se despertó. Tuvieron que esquivarlo y en el último momento lanzaron las cosas, pulsaron la brújula, llegaron a casa y oyeron: 

¡CHICAS, A CENAR!

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