Autoras: Isabela y Carla
Pacientes del Hospital Álvaro Cunqueiro (Vigo)
Emociones que encontrarás en este cuento: miedo
Josefina llevaba despierta muchas horas, a pesar de ser las tres de la mañana le entró hambre. Fue hacia su cocina a por una galleta sintiendo la casa más tenebrosa, fría y en penumbra que nunca.
Mientras mordía la galleta Josefina escuchó un ruido en el salón, sintió miedo. A pesar de que llevaba viviendo sola más de diez años, ella seguía teniendo miedo por la noche. Sin pensarlo, salió corriendo a su habitación y se metió rápidamente en la cama y se tapó completamente con la manta, incluso la cabeza. Pero Josefina temblaba de miedo. En un acto de valentía contra su miedo, pensó que debería ir al salón, quizá no sería una mala idea saber de dónde venía el ruido. Se levantó de su cama y salió del cuarto.
Protegiendo su cara con las manos, logró bajar las escaleras, pero cuando llegó abajo no se creía lo que veía: el fantasma estaba de nuevo delante de ella.
Y allí estaba: ¡un fantasma! Un fantasma flotaba en medio del salón y miraba fijamente a Josefina. Si antes tenía miedo, ahora lo que sentía era pánico. Salió corriendo a esconderse al sótano, pero no fue muy buena idea, estaba lleno de telarañas, ya que hacía muchos años que no se limpiaba. Protegiendo su cara con las manos, logró bajar las escaleras, pero cuando llegó abajo no se creía lo que veía: el fantasma estaba de nuevo delante de ella. Parecía enfadado, entonces ella se dio cuenta de que este quería venganza.
— Tu abuelo — dijo el fantasma con la voz rota —quemó a toda mi familia y también a mí porque todo el pueblo pensaba que éramos brujas.
Josefina salió corriendo y el fantasma apareció de nuevo delante de ella.
—Entiendo que estés enfadado y rabioso, pero no tiene nada que ver conmigo ni tampoco con mi abuelo. Lo que me contó mi madre es que el abuelo era bombero e hizo todo lo posible por salvar a una familia en un gran incendio. El fuego se llevó por delante a toda la casa y es verdad que allí murió toda una familia. Mi abuelo hizo todo lo posible por salvarlos, pero no lo consiguió. En las investigaciones posteriores se supo que el fuego fue provocado por un enchufe del salón y las llamas corrieron demasiado rápido.
Desde ese momento, el fantasma quiso vivir en paz y decidió cambiar el miedo por la ayuda así que se convirtió en un fantasma hippie y pacifista.
El fantasma pensó bien todo lo que le estaba diciendo Josefina y pudo entender que quizás Josefina tenía razón: no hay culpables en su desgracia. Desde ese momento, el fantasma quiso vivir en paz y decidió cambiar el miedo por la ayuda así que se convirtió en un fantasma hippie y pacifista. Josefina siguió teniendo miedo pero ahora ella lo controlaba.
