Autor/a: López, 14 años
Paciente del Hospital Marina Salud de Dénia (Alicante)
Emociones que encontrarás en este cuento: alegría, ira y calma
Érase una vez una ciudad transitada y en caos, aglomerada de gente. En un gran bloque de pisos de un gran y alto rascacielos vivía una niña de unos 8 años con sus padres, su madre Anna y su padre Pedro. Ella era hija única así que siempre se aburría cuando estaba en casa, lo que era habitual. Sus padres siempre estaban conectados a una pantalla ya que ese era su trabajo, pero, ¿no era un poco injusto que nunca estuvieran con ella? “Al menos vamos al parque” siempre replicaba ella. En el único momento del año que estaba feliz y divirtiéndose era en verano, ya que se marchaban de la ciudad y se dirigían a casa de los abuelos. Su abuelo siempre le hacía divertirse de cualquiera manera y su abuela le hacía unas magdalenas y unas cocas saladas espectaculares, aunque también su compañía era grata.
Su abuelo siempre le hacía divertirse de cualquier manera
Bueno, por suerte para ella ya llegaba el verano, su abuelo era pastor y tenía un rebaño inmenso de ovejas, así que ella también era “una magnífica pastora estás hecha”, le decía siempre su abuelo.