EXPOSICIÓN _ DE LA PIEL AL LIENZO: OTRA MIRADA SOBRE EL CÁNCER DE MAMA
Cada una de estas obras representa simbólicamente un momento de la enfermedad, que también puede ser cíclico (diagnóstico/experiencia médica – toma de decisiones – aprendizaje). Siguiendo este esquema circular, el orden de las obras sería: Maja Desnuda, Venus y Cupido y Adán y Eva.
Por eso este recorrido es capicúa: se puede empezar por el final.
1. Maja desnuda: la subjetividad, el Yo, la enfermedad como nuevo orden; la mastectomía no como ausencia sino como una nueva presencia.
El texto está enunciado desde una mujer que ha sufrido una mastectomía y se dirige a otra que lo está atravesando. Es decir, cambiamos el punto de vista masculino y «voyeur» por uno cómplice y de empatía. La voz que habla comparte su experiencia y aprendizaje a raíz de vivir la enfermedad.
2. Venus y Cupido: La subjetividad en movimiento, hacia algo.
Cupido representa ese deseo propio de Venus puesto en marcha. Mientras hay vida, hay deseo; mientras hay deseo, hay vida, porque hay sujeto que lo hace posible.
Deseo como intención y como acción: desde la maternidad, la creación artística, la toma de decisiones… En toda su amplitud.
3. Adán y Eva: la subjetividad en relación a otras y otros.
Las energías masculina y femenina (presentes en toda identidad) como las dos caras de una misma moneda: la vida. El dolor como proceso de maduración y de crecimiento. También en lo femenino hay acción, no sólo recepción; también en lo masculino hay vulnerabilidad. La naturaleza aparece aquí como metáfora. Un lugar de aprendizaje, en el que hay placer pero también peligro.
En esta obra todo adquiere un sentido más estructural y metafísico. Aquí vemos la enfermedad como parte de la vida en su totalidad. Los arquetipos de Adán y Eva nos llevan a esa resonancia universal, más allá de una experiencia concreta.
Y nos dicen algo: la condición humana es un regalo por el aprendizaje y la temporalidad.
La eternidad podría ser mucho más dolorosa.
TEXTOS: ANA FOLGUERA
Francisco de Goya y Lucientes, La maja desnuda
Fotomontaje: Jorge Salgado © Cultura en Vena, 2022. Marco: Auromarc. Impresión digital sobre lienzo: Museoteca. Procedencia obra original: Museo Nacional del Prado, Madrid
Escucha esto, he aprendido algo: también en el descanso suceden cosas. Estar tumbada es poder mirar hacia arriba sin dificultad. Se trata de saber distinguir las diferentes texturas: aquí el sillón verde, aquí la blonda, la clavícula, el hilo. La almohada es un apoyo, un refugio, pero también un escalón para elevarte y elegir dónde mirar. Cuando construyes un triángulo con tus brazos también estás decidiendo una nueva geometría para tu cuerpo. Un nuevo orden. Ahí te pueden mirar, es verdad, pero sobre todo estás tejiendo posibilidades.
Un lienzo es un tejido. La piel es un tejido. ¿Y una vida? Una vida también. Estamos construidas a partir de pequeñas decisiones: el mismo proceso que seguimos a la hora de hablar, de mostrar o de observar. En esta urdimbre infinita que es todo lo que nos rodea, el cuerpo se manifiesta también a través de la cicatriz, de la pequeña costura que compone una nueva presencia. Lo que está herido no es lo que parece: la herida se repara a través del lenguaje. Y de la mirada.
TEXTOS: ANA FOLGUERA
Peter Paul Rubens, Venus y Cupido
Fotomontaje: Jorge Salgado © Cultura en Vena, 2022. Marco: Auromarc. Impresión digital sobre lienzo: Museoteca. Procedencia obra original: Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid.
Donde hay miedo hay posibilidad. Un niño viene y levanta el espejo. Dice: «Tú siempre miras hacia afuera, pero aquí te traigo un tesoro. ¿Me puedo acercar a tu cuerpo? ¿Quieres ver solo una parte o también qué hay más allá?»
El plexo solar se contrae y no quiere mirar, no quiere luz. Quiere quedarse un rato más como plexo lunar. Estar en la noche, donde las cosas toman otra forma y pueden descansar. Pero el niño insiste: «mira, te traigo una nueva creación. Es tuya. Lo que tú llamas oscuridad es solo luz que espera ser reconocida».
Y dices en voz alta: «¿Será verdad que mi cuerpo sigue siendo mío porque puedo seguir observándolo? ¿será verdad que yo nunca me fui? Soy yo la que mira y la creadora. Soy la que respira. También este niño, este espejo, son mi creación. Del deseo nacen las flechas: la intención y la acción».
TEXTOS: ANA FOLGUERA
Hans Baldung Grien, Adán y Eva
Fotomontaje: Jorge Salgado © Cultura en Vena, 2022. Marco: Auromarc. Impresión digital sobre lienzo: Museoteca. Procedencia obra original: Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid
El dos es un uno que se desdobla. Somos el hombre que abraza y también la mujer que mira hacia arriba. El tronco es el suelo: es la tierra que hace todo posible. Pero no idealicemos: en el bosque hay también peligros que acechan. A través de la hierba se acerca una serpiente para ponernos a prueba (sabemos que es el animal de la ambivalencia, nada es lo que parece). Esa piel fría y resbaladiza contrasta con la piel humana. Piel que en su calor es vulnerable, capaz de mostrar una herida o de abrigarla. Las cosas ahí no se deslizan: se quedan, se viven.
También reconocemos la manzana mordida. Símbolo de dolor, pero también de transformación y de conocimiento. El jardín intocable del ideal se hace adulto cuando entra en contacto con la experiencia. Donde hay creación o movimiento es justo donde puede venir una nube que implique tormenta. Que nos haga sentir la vida, en su furia y en su belleza.
No queráis ser eternos: algunos dioses y diosas querrían estar dentro del tiempo.
En el dos nos reconocemos. En el uno nos multiplicamos.
¡Qué danza infinita de números!
TEXTOS: ANA FOLGUERA