Autora: Charlotte Fernández
Alumna de CEIPSO Santo Ángel de la Guarda (Chapinería)
Emociones que encontrarás en este cuento: tristeza, amor
Había una vez unas niñas llamadas Jimena y Nicole, son hermanas y les gusta ir al cole. Sus padres les regalaron un pato que tenía poderes, volaba y que podía hablar. Las niñas se quedaron asombradas y sus padres también. Después de eso se fueron de compras, a comprarle comida al pato. Las niñas estaban emocionadas por decírselo a sus amigos. Fueron a decírselo y nadie les creyó, hasta que entró rompiendo la puerta.
Todos quedaron asombrados por esto y el pato dijo:
—Quiero queso.
Todos estaban felices por ver a un pato mágico. Jimena y Nicole dijeron: —¡Os habíamos dicho que era mágico!
Después fueron a casa y el pato, muy feliz de estar allí, comenzó a volar. Las niñas le dijeron: —¡Baja de ahí!
El pato muy triste bajó y Jimena dijo: —No estés triste, sólo no rompas nada.
Entonces el pato dijo: —Ok.
Después de eso las niñas fueron a cenar y el pato se había comido toda la comida. Entonces tuvieron que ir a comprar comida. Después de cenar, Nicole estaba pensando por qué el pato no tenía nombre. Nicole dijo:
—Jimena, ¿le pones un nombre al pato?
Jimena respondió: —¡Sii, hay que ponerle nombre!
Le decidieron llamar Perry y como el pato sabía hablar le preguntaron si le gustaba el nombre. Él dijo que sí. Desde entonces se llamó Perry, el pato. Pensó que era un nombre muy bonito.
Al día siguiente, Jimena, Nicole y Perry se despertaron muy pronto a las 6:00 AM, porque sonó un ruido muy fuerte. Miraron a la ventana y había un caballo que hablaba. Les pidió una manzana y ellos le dijeron al caballo qué quién era.
El caballo dijo que era Blanquito, el caballo del Rey. Ellos le preguntaron qué hacía a esas horas en su casa y Nicole dijo que quería el caballo. Dijo que estaba a esas horas en su casa porque llevaba mucho tiempo caminando, y que tenía mucha sed y hambre. Perry dijo:
—Yo tengo una manzana y un poco de agua.
Jimena dijo: —Sí, si quieres podemos darte un poco de calor con una manta.
Blanquito dijo: —Gracias chicas, por todo.
El caballo se quedó allí hasta que se hizo por la mañana. Al día siguiente se fue y Jimena le dio una manzana para que no tuviera hambre.
Sus padres les regalaron un pato que tenía poderes, volaba y que podía hablar.
El caballo le dio las gracias y se marchó. Perry preguntó si podían ir al parque y ellas dijeron que sí. Se lo pasaron genial y Jimena dijo: —¿Y si mejor nos vamos a casa?
—Sí, ya es tarde. Venga, vámonos— dijo Nicole.
—¡¡NO!! No me quiero ir—dijo Perry.
—Venga, vámonos y mañana volvemos – dijo Jimena. Entonces Jimena cogió a Perry y se fueron a casa.
Al día siguiente, los padres de Jimena y Nicole les tenían una sorpresa. Rita, la madre de Jimena y Nicole les dijo: —¡¡HOY VAMOS AL PARQUE DE ATRACCIONES!!
—¡Sí, hoy vamos al parque de atracciones!—dijo Carlos, el padre.
Se fueron al parque de atracciones todos y se lo pasaron genial, sobre todo Perry:
—¡Me lo estoy pasando genial!-dijo Perry.
—Jajaja—dijo Nicole.
Después de muchas horas en el parque de atracciones se volvieron a casa y Nicole estaba muy feliz de haber estado allí. Perry también. Después de un rato vieron un pato fuera. El pato no hablaba, era un pato normal. Entonces Perry se acercó y le dijo:
—Hola, ¿tú hablas?
El pato no respondió.
A las pocas horas, el pato seguía ahí. Por fin habló y dijo:
—Por favor, dadme comida.
—Sí, te daremos comida, ahora volvemos—dijeron Jimena y Nicole.
Volvieron con comida y bebida. El pato se lo agradeció y se fue.
Al día siguiente, Perry les dio una triste noticia: Tenía que irse a su casa con su verdadera familia. Jimena, Nicole, Rita y Carlos se despidieron con lágrimas en los ojos. Le dijeron adiós y pasaron sus últimas horas juntos. Se despidieron y se fue.
