Autor: Caranal, 11 años
Paciente del Hospital de Ourense (Galicia)
Emociones que encontrarás en este cuento: alegría, sorpresa y tristeza
Había una vez un niño que iba en silla de ruedas por una enfermedad, ese niño se llamaba Simón. A él le encantaba bailar, cantar, pero sobre todo dibujar paisajes. Un día Simón se escapó del hospital para ir al bosque para dibujar animales y plantas. Al llegar al bosque encontró un pequeño sitio al lado de un gran lago, escuchó un ruido, miró a los lados y de repente, un árbol viejo le tocó con una de sus ramas, y le dijo que si dibujaba y lo tiraba al lago tendría un deseo. Cuando acabó de dibujarlo lo tiró al lago, era ya muy tarde y se fue al hospital. Al día siguiente, el doctor le dijo que estaba muy mal y que se iba a morir, Simón se puso muy triste. Se volvió a escapar al bosque y le dijo al árbol que su familia le recordase que ya que se iba a morir. Al día siguiente, el doctor le dijo que se recuperó gracias a un cuento que le mandó alguien anónimo, porque al contárselo se puso tan contento que mejoró al instante. Moraleja: en la vida nunca se pierden las esperanzas.
En la vida nunca se pierden las esperanzas.