Autora: Lucía, 11 años
Paciente del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús (Madrid)
Emociones que encontrarás en este cuento: miedo
Tumbado en mi cama miro por la ventana y veo a la luna brillar, a las estrellas aparecer de la nada y a las hojas de los árboles moverse sin parar debido al frío viento de esta noche de invierno. Temblando del frío me arropo con la manta a mis pies e intento acurrucarme en mi cama intentando evitar congelarme vivo, el corazón me va a mil, todo está muy oscuro, veo monstruos en sillas con ropa y hombres del saco en mi papelera.
Siento que cada vez me es más difícil respirar. Pienso en llamar a mis padres, pero temo que puedan pensar que soy un cobarde sin remedio, empiezo a pensar en qué puede haber en mi armario o debajo de mi cama, escucho una voz profunda y ronca salir de mi baño y cuando me quiero dar cuenta me despierto de mi pesadilla gritando aterrorizado, mis padres me miran preocupados al otro lado de la puerta y me preguntan qué me ha sucedido, les cuento derrotado por el miedo mi pesadilla, y el por qué de no haberles avisado, y ellos ya un poco más calmados me explican que yo no debería estar avergonzado y que el miedo y la tristeza no son malos, que son emociones que no deberíamos guardarnos y que estando equilibrado son tan buenas como la alegría o la emoción.
Me explican que yo no debería estar avergonzado y que el miedo y la tristeza no son malos, que son emociones que no deberíamos guardarnos.