Autora: Inés Navas Dangel, 12 años
Alumna del Colegio Alemán (Guatemala)
Emociones que encontrarás en este cuento: alegría, amor, tristeza y calma
Hay días en los que despierto mucho más feliz, hay días en los que la pereza parece haberme coloreado el cuerpo, hay días llenos de sol que invitan a ir al parque, mecerse en el columpio e intentar comerse las nubes como si fueran algodón de azúcar.
Hay días muy serios, como cuando tengo exámenes en el colegio. Me concentro, hago link entre mis ojos, mi cerebro y mis recuerdos de días pasados en el salón de clases y dejo escrito lo que sé, o lo que creo o pueden creer que sé, porque al final hay muchas cosas más dando vueltas en mi cabeza. Hay días de días. Algunas veces llenos de ruido, carcajadas y emojis, otras veces llenos de letras, palabras, hojas de papel y un gato ronroneado intentando dormir en mi lectura.
Hay días de días. Algunas veces llenos de ruido, carcajadas y emojis, otras veces llenos de letras, palabras, hojas de papel y un gato ronroneado intentando dormir en mi lectura.
Hay días de lluvia en los que el cielo escupe gotitas, gotas, goterones, trocitos de hielo y luego eructa truenos. Esos días son de lechita tibia con chocolate, ventanas empañadas que sirven para dibujar barquitos que traspasan el vidrio y navegan entre las correntadas de agua que se forman en la calle, llevando a bordo quizá a alguna tortolita que evitando ahogarse, trepó en la proa sin saber cuál será su destino.
Y hay días en los que, aunque el sol brille mucho, el viento cuente secretos o las estrellas se escapen, mis ojos parecen helados con calor. Esos son los días cuando te vas y el mar se pone en medio. Tú te despiertas cuando estoy durmiendo y yo no puedo ver tu foto, porque mi vista se ahoga.