Autora: Alice, 11 años
Escrito en el Aula Hospitalaria del Hospital Niño Jesús (Madrid)
Emociones que encontrarás en este cuento: sorpresa, miedo
El centro comercial Don Juan es un sitio muy popular en el pueblo de Los Pájaros. Muchas personas entran y salen llenas de bolsas. Un día, en la tele pusieron un reportaje sobre el centro comercial con el guarda nocturno. El hombre estaba asustado diciendo que había visto algo sobrenatural que puso el centro comercial en un desorden total. Nadie hizo mucho caso al guarda, pensaban que estaba loco. Hasta que ocurrió lo mismo otra vez, y otra.
Nadie hizo mucho caso al guarda, pensaban que estaba loco. Hasta que ocurrió lo mismo otra vez, y otra
Lucía López era una chica a la que le encantaban los libros y las películas de misterio. Después de ver los reportajes, dedujo: «¡Eso solo puede ser cosa de fantasmas!»
Como era una chica muy lista y determinada, en la noche siguiente preparó una mochila con linternas y otros equipajes y partió al centro comercial.
Allí solo había un guarda nocturno dormido, entonces ha sido fácil para Lucía entrar en el centro comercial. Cuando vio lo que vio, se espantó: cuatro almas transparentes que jugaban con la ropa de las tiendas, tiraban los libros de la librería a todos los lados y hacían guerra de comida en la zona del restaurante.
Lucía, con su coraje, gritó: ¡Ustedes, parad ya con eso!»
Cuando vio lo que vio, se espantó: cuatro almas transparentes que jugaban con la ropa de las tiendas, tiraban los libros de la librería a todos los lados y hacían guerra de comida en la zona del restaurante
Los fantasmas pararon y se quedaron mirando a la chica. Después empezaron a reír y siguieron en dirección a Lucía, la cogieron y pusieron a la chica dentro de la basura. Lucía volvió a casa enfadada con aquellos fantasmas tramposos.
«Mañana voy a volver y voy a resolver esta situación».
Dicho y hecho.
En la noche siguiente se equipó con la aspiradora de su madre y partió al centro comercial. Cuando llegó, vio el mismo desorden del día anterior.
En la noche siguiente se equipó con la aspiradora de su madre y partió al centro comercial
Para llamar la atención de los fantasmas, gritó: «¡Tramposos, vengan a pillarme!»
Y cuando los fantasmas fueron en dirección a Lucía, ella encendió la aspiradora y aspiro a los fantasmas hacia dentro.
De camino a casa tiró la basura la aspiradora con los fantasmas dentro, y nunca más oyeron hablar de estos fantasmas haciendo trampas en el centro comercial.